viernes, 23 de octubre de 2009

EL CICLO DEL CORCEL


El ciclo del corcel

Asecha la sospecha:
La fluyente vía corpórea
que desemboca entre tu pierna,
Llegó a los labios de mi boca
con el húmedo sudor de tu silueta;
Sospechado ciclo:
Le hago volver a tu labiado rojizo
el aroma y mi saliva.
Palpar lo muy sensible de mi cuerpo,
en su suma cálida:
Endurezco y memorizo,
momento de roce y sombra imagen,
Que enajeno la mirada a tu cuello asequible.
Así, el tacto se aferra a tu seno y abdomen,
el tuyo, en mi espalda y recóndito origen.
Intuyo, el nuevo tinte del tejido
en selectas partes de mi piel,
que provoca mi evocar inconsciente:

El “mariana” en timbre ligero y fiel.
Duermo, caído en el presente y su atisbo,
Que el mañana funge insulso: ¡pérfido corcel!

CONTRASTE TENSADO


CONTRASTE TENSADO
En pequeños sorbos suspiro
La inmutable parte de tu ser,
Yo, condenado a aquella
Infinita sed,
Aun con el cofín de la muerte
Y su giro:
"Sinsentido" me replique,
Reniego y doy eco
A la fe del misterio
y del hombre,
Siendo vehemente bebedor
Del corredor de tu prodiga fuente.
Cuan agónica decidía:
¿Antídoto O veneno?

jueves, 22 de octubre de 2009

LA ALMOHADA, EL ATISBO. Prolegómenos para una utopía tardía

















Al despegar la oreja de mi almohada y mirar abajo, se torno un silencio continuo en la habitación; me daba cuenta que el alba aún no estaba presente, sino su madrugada. Aquél hecho, concordó con mis recuerdos últimos: antes de dejar la vigilia. Recordé haber dejado el libro en la página 297, panza abajo y justo en el sofá... estaba ya en la encrucijada del memorendum pitagórico: me recosté; cerré el tomo; entré al mundo de la lectura; comí un caramelo; desfondé el caramelo… basta. Supondría que di término a la re-presentación en cuanto desperté. Quizás volví a quedar dormido, lo que esa mañana me llevo a precipitar el desayuno.
El olor de la hierbabuena es lisonjero que hace que vuelva la mirada al artilugio de mi mesa: un viejo artículo “Nueva tecnología. Discreción del ADN”. Un conocimiento totalizante siempre había sido precario... lo supe, otro lo supo. El seguimiento de la estructura del ADN humano carecía de memorendum: siempre fue detrás de ella la tremenda manipulación natural. "Construcción" de un mundo en lo perdido, fue lo que si hubo; el desplazamiento de lo natural por parte de la civilización cuantificada, el afán de la utopía del "hombre primitivo": aquél que una vez fue bello, el que luchaba infinitamente contra su mancilla, ¡aquellos aires de armonía tienen que regresar!-exclamaba el hombre modernocientifico.
Porque tardaba tanto el alba de las mil impresiones y nostalgias barruntadas en la ausencia del bosque más cercano, en la presencia del centro comercial que pondría en vanguardia al municipio; el comercio y la finalidad mutaron sus mascaras en necesidad; pavimentos nuevos, presas únicas creaban el gran monopolio”. Tanta parecía su fuerza que las costumbres se volcaron recetarios de hamburguesas. Las palabras y las cosas sólo eran un hombre al televisor.
En ese momento un adolescente miraba detrás de mi fractal. No tarde en invitarle a pasar. Pareciese de nueve años, mínimo siete, mis cincuenta y cinco años permitianme considerar como mirarlo, al tiempo de recordar mis mozos años. Pero era de quince todo un adulto considerase hoy. Bastaron tres palabras para que el señor tomara lo que quería y largándose, ahorrándose el saludo o cualquier majadería por lo menos, asió la puerta y tras cruzarle fue como si se hubiese impregnado al infinito inacabado de su deber, saliendo con sus pasos discretos y su mirada inquietante.

No hace mucho cerraba un ensayo de la historia intitulado “llegada del retorno: nomos y physis”, de manera modesta hablaba sobre el interés de lo fenoménico, factico, del origen y la razón de ser de todo, tal es la cosmogonía. Cada palabra como si se soltara una carta llena de la sensatez de estar en el juego de la existencia. Esta era la pregunta por la naturaleza; la noche soslayada y el Kaos irrumpiendo la vida; y todo el sometimiento de lo real impide recordarlo todo, donde solo el mito correspondía a la imperiosa necesidad de dar el sentido...

Ya supuse que clase de incertidumbre les depara a aquellas maquinas robóticas que hemos creado. Y de los pocos humanos que restan al escueto pedazo de naturaleza. El suicidio les convenció a unos, una vez soñado el afán de vida eterna a merced de la ciencia fue posible una prorroga en nuestras vidas fáciles, sin el fantasma de la muerte que pusiese a pensar a cualquiera. En aquél tiempo la comunidad científica luchaba en la abarcable respuesta; aunque había un problema dueño del desencanto eterno: la memoria humana, a palabras griegas un Kaos dentro de nosotros mismos: la vida se hacía insoportable por la mente frustrada y fastidiada, que paradojicamente anhelaba la muerte.
¿Qué son las reglas de los hombres si no las impuestas en cada maquina robótica? !ay! la osadía de tener más reglas inmutables que hombres mortales que a su causa mutaran aquél propósito. Hoy sólo un humano por un millar de maquinas robóticas. !Nosotros los cincuenta! venerados por la especie de robóticos binarios. !Nuestra creación fue nuestro reflejo! que se vuelca en contra del nosotros mismos.

Sólo una cosa para ellos no hay: es la memoria. Sus miradas atraviesan periodos negros, la noche no reconoce lo absoluto del día: ahí estará nuestro olvido.
Inevitablemente mutaremos a una engañosa y extraña causa sui de ellos mismos. Jamas podrán igualarnos. Ellos son para su infinita progresión, y aún así, un próximo retorno darán cuenta de lo que ha pasado.
Aquí ya no hay alba sino ocaso, o al menos son indiscernibles sin nosotros sus creadores: sus poetas muertos. Ciñe el maleficio de una eterna paradoja; destrucción y creación: lo que no se destruye se crea, y ya lo creado se destruye y pereciendo así como el nacimiento alcanzase a escuchar sólo una palabra:__________ sea un lloriqueo, sea una preposición engendrada de la ambivalencia.
Que sólo es parte de la comprensión, en la imposible ausencia del devenir. Diremos en la muerte. ¡Oh! mis amigos los griegos y su música en mi almohada, mirando abajo; el Hades de mis entrañas arrodillándome a ensalzar:


“A esencia antigua: nuestra poesía,

Dejo fósil de concupiscencias que engendraron

El comienzo de su súbita existencia,

A manera reciproca anuncio el engaño:

Colgaran del anzuelo que les fue asignado

Como agua fue conmigo,

Su tecnológico destino.

Que el dedo de un extraño anuncia la presencia,

Que alegóricamente es muerte, no fin de la existencia.


El anatema de tu propio ser, propio

De baladí eternidad, has llegado a olvidar

Hasta el logos rechazado,

A ti la palabra es trivialidad;

Cuando dicen algunos que las grietas

De alpinos arbustos son descifrables,

Ahí estás en tu noche, en tu balcón.

Sólo lo que cifra: Muerte, el eterno poeta.”